VIVIENDA COLECTIVA
La vivienda colectiva puede ocupar sólo parcialmente un edificio o, más frecuentemente, la totalidad del mismo. A efectos censales, se incluyen tanto las viviendas colectivas propiamente dichas , como los hoteles, pensiones y establecimientos análogos. Generalmente, la vivienda colectiva ofrece un apartamento mono ambiente, unidades de apartamentos de varias habitaciones. La mayoría de las viviendas colectivas ofrecen áreas compartidas a las que pueden acceder los residentes pero sirven de uso solo para algunos de ellos, áreas comunes, además de servicios limitados, principalmente actividades sociales coordinadas. El costo mensual de vivir en un centro de vivienda colectiva generalmente incluye el alquiler (o el pago de la hipoteca si está comprando su residencia), y en ocasiones pueden incluirse comidas y servicio liviano de tareas domésticas, así como recogida de basuras. Pueden ofrecerse servicios de lavandería, transporte local, asistencia con medicamentos y otros servicios de trabajo liviano mediante el pago de una tarifa. Aunque es verdad que en la mayoría de la actuales viviendas colectivas son menores los servicios que se prestan, debido a los costes económicos que ello supone, de igual manera estos costes también afectan directamente a los bienes comunes a los residentes de las viviendas colectivas. La vivienda colectiva ha sido un fértil campo de experimentación durante todo el siglo XX y seguirá siendo un tema candente durante el siglo XXI. Los cambios en las formas de vida, la evolución tecnológica y la necesidad de aumentar la densidad de las ciudades han sido algunos de los motivos que han propiciado que los arquitectos del siglo XX investigasen el tema de la vivienda colectiva de forma exhaustiva. En la actualidad se sigue trabajando en ello, ya que la vivienda colectiva permite aprovechar mejor los recursos necesarios para una vivienda, reduciendo los costes a sus inquilinos.
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